Shisha: historia y orígenes
Ahora es cuando nos preguntamos “¿qué es una cachimba?” “¿Para qué sirve?”. La cachimba es conocida de diversas maneras a lo largo y ancho del globo.
En origen, la cachimba no era más que una narikela (nuez de coco) con un par de caños atravesados, el primero para aspirar y el segundo para contener una suerte de arcaica cazoleta en la que se depositaba el fumable y unas ascuas. “Narikela”, del sánscrito de la India, derivó rápidamente en “narguile” o “nargile”, término más difundido en la actual Turquía.
“Ghalyan” o “qalyan” es el nombre que se le atribuye a este sofisticado cachivache a kilómetros de la India y Pakistán, más concretamente en Irán. Este país, gracias al antiguo Imperio Persa de unos siglos atrás, también se atribuye orgulloso la invención de este ya famoso artículo de fumador. No está 100% confirmado que el ghalyan sea un invento iraní, ya que años antes de que se descubriera América, la narikela o “huqqa” ya daba de qué hablar en la tierra de las vacas sagradas, donde un tal Irfan Saikh (médico de la Corte mogol) llevó a la fama la cachimba con el fin de curar jaquecas.
En resumidas cuentas, por el momento y con los datos actuales que se disponen, no se puede determinar con mayor certeza un único origen. Pero sí se puede comentar que la influencia del ejército turco y sus objetos cotidianos en el pueblo egipcio dieron un giro de 180º al concepto de la shisha para siempre. Los otomanosles dejaron en herencia alguna “shisha”, denominada así en Egipto por el material de su base, ya que la palabra significa cristal en árabe, no haciendo ninguna referencia al artilugio en sí mismo. Los egipcios quisieron replicar las narguiles del ejército otomano, siéndoles en aquel momento imposible por los materiales con los que los turcos los fabricaban. Los egipcios decidieron entonces producirlos de manera más barata pero utilizando los mismos principios por los que se regían los nargiles, con lo que inventaron una vez más las “gouzas”, unas cachimbas manufacturadas con coco y dos caños largos, que volvían a ver la luz siglos después de inventarse bajo otro nombre en la India. Poco a poco fueron evolucionando hasta elaborar las mejores shishas conocidas a día de hoy en el mundo.
¿Quién inventó el tabaco para hookah?
No conformes con reinventar la cachimba, los egipcios nos regalaron a toda la comunidad de fumadores de cachimba el aclamado “moassel”, que es una mezcla de tabaco con melaza o miel. La invención del moassel, según cuenta la historia, se descubrió por puro accidente: un egipcio, mientras cenaba con sus amigos, derramó su postre (una miel típica en Egipto) sobre el tabaco que iban a fumar más tarde. El tipo en cuestión tuvo la magnífica idea de probar el resultado de ese accidente, sorprendiéndose de la armonía de sabores y la diferencia notable en la duración a la hora de consumirse el tabaco. El moassel evolucionó varios años, hasta que a comienzos de la segunda década del siglo XX, Nakhla lo comercializó por primera vez oficialmente. Esta marca fue fundada por Mohamed Saleh El-Ibiary y a día de hoy se sigue considerando una de las mejores de tabaco de shisha.
La shisha de arriba a abajo
La shisha es un artículo de fumador compuesto por un fuste central, una cazoleta, una manguera, una base y, en la mayoría de shishas modernas, una purga.
El fuste es el alma de la shisha, ya que lleva encajada la cazoleta con el tabaco, alberga en su núcleo central la toma de manguera y la purga para rematar bajando hasta el agua con el tubo de inmersión para filtrar el humo.
La base es el contenedor de agua y también funciona como soporte fundamental de la cachimba.
Fumar en shisha es el paradigma clásico de las relaciones sociales de las personas de origen árabe. La imagen se nos dispara rápidamente asociando a algún tipo de bereber fumando de una shisha mientras expone alguna historia del desierto. Pero más allá de todo esto, el nargile sufrió un gran boom entre las clases más pudientes del Imperio Otomano del siglo XIX. Las mejores fiestas o reuniones no se podían dar sin un ostentoso nargile de fuste elaborado en plata y base de cristal de Bohemia con decoraciones talladas.
No cabe la menor duda que fumar en shisha tiene algo magnético, quizá sea la esencia de nosotros mismos, ya que cómo personas somos parte de los elementos. ¿Y que es la cachimba si no la unión de los cuatro elementos? Aire y humo, fuego y carbón, tierra y tabaco y agua.
Elaborar una buena shisha requiere siempre ese pequeño ritual de encender el carbón y preparar la cazoleta con la mayor perfección posible. Por eso, a diferencia del consumo de cigarrillos y del contenido social que suele acompañar a las sesiones de shisha, los fumadores de shisha pueden percibir esa magia que al fin y al cabo no deja de ser un momento en el que puedes relajarte con una bebida y olvidarte de los problemas cotidianos. Disfruta el momento, recuerda que “tempus fugit” o, como se suele decir hoy en clave de humor, “Keep Calm And Smoke Hookah”